La ‘tormenta perfecta’ ya es historia. No podemos decir, sin embargo, que no nos acordaremos de su paso por Burgos. El recuerdo de los dos trabajadores fallecidos nos la recordará siempre. Los árboles será sustituidos por otros, los carteles y cristales repuestos, los tejados reconstruidos, pero las vidas humanas nadie las recuperará. Se han ido con el mes de febrero dejando mucho dolor en mucha gente.
En todo lo demás, la de ayer fué una jornada de vuelta a la normalidad, o casi, porque en las localidades donde hubo destrozos, tocó recoger y reparar. Muchos de los bomberos voluntarios de la provincia siguieron teniendo trabajo buena parte de la jornada de ayer.
Una de las zonas más afectadas fue el Valle de Mena, incluso durante la noche, cuando en el resto de la provincia el viento había comenzado a amainar. Se interrumpieron la mayoría de las telecomunicaciones y fué ayer, hacia las 13,15 horas cuando se restableció el suministro de electricidad en Villasana y los pueblos aguas abajo de la villa hasta El Berrón. A esa hora también volvía la telefonía móvil que afectó especialmente a la red de Movistar. Y ya a media tarde, prácticamente estaba restablecida la luz en su totalidad, con excepción de una pequeña zona de Sopeñano y en Cadagua, que han estado sin luz 24 horas.
En cuanto a edificios públicos, los más afectados fueron la ermita de San Bartolomé, en Partearroyo, y las antiguas escuelas de Sopeñano donde actualmente se encuentra el consultorio médico. El viento levantó de cuajo el faldón norte del tejado, produciendo daños en esa parte de la cubierta.
En Villasana el centro urbano sufrió los efectos del viento, en la plaza de San Antonio el viento levantó buena parte de las tejas de un bloque de viviendas que fueron a parar contra la fachada de otro bloque de pisos cercano, rompiendo persianas y cristales. A estas incidencias hay que sumar en todo el valle numerosos árboles, entre ellos nogales centenarios, arrancados de cuajo. Las plantaciones de chopos en la ribera del Cadagua también se vieron muy afectadas.
En Miranda, lo más grave fue la caída de dos cipreses de 15 metros de altura sobre las tumbas y nichos del cementerio municipal, como ya pasara el año pasado.
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